Okupas vive y perdura porque la vitalidad que la creó existía con anterioridad a la llegada de la cámara que la registró. Si colapsa internet, si se eliminan todos los sitios de descarga, si se le cuelga la franja de clausura a "Bar Youtube", si se "ortivan" todos los que nos pasan las contraseñas de Netflix, si se secuestran y queman todos los devedés truchos, si se localizan los últimos VHS y se destruyen sus cintas: Okupas sobreviviría igual y lo haría a través de la transmisión oral. Se recitaría. como un largo poema (¿no es acaso nuestro Martín Fierro? alrededor de un fueguito piola que nos junta y ahuyenta los fantasmas de la noche. Se reproduciría como anécdotas de un mundo lejano y perdido. Se citarían sus diálogos completos y sus consejos. Se contaría la vida y obra de sus personajes. Se hablaría de ella en cenas, trabajos, aulas, tribunas, bares y cárceles. Se la narraría completa a las nuevas generaciones que, asombradas, preguntarían si Ricardo, Walter, El Pollo, Chiqui, y el Negro Pablo existieron en la vida real o son mitos y figuras alegóricas.
En Okupas, sus "hinchas", fuimos en su mayoría quienes veníamos del palo del rock que en esos años era la música de toda una generación. Cuando nadie preguntaba qué serie estás viendo, el modo en que se hablaba en Okupas era el de una banda de rock que había sacado un disco homónimo (o tenía unas grabaciones inéditas y piratas) y al que habíamos "descubierto": tenés que mirar Okupas, tenés que escuchar Okupas.
Editorial: Sudestada
Tamaño: 23 x 16 cm
Páginas: 200
OKUPAS. Historia de una generación
Okupas vive y perdura porque la vitalidad que la creó existía con anterioridad a la llegada de la cámara que la registró. Si colapsa internet, si se eliminan todos los sitios de descarga, si se le cuelga la franja de clausura a "Bar Youtube", si se "ortivan" todos los que nos pasan las contraseñas de Netflix, si se secuestran y queman todos los devedés truchos, si se localizan los últimos VHS y se destruyen sus cintas: Okupas sobreviviría igual y lo haría a través de la transmisión oral. Se recitaría. como un largo poema (¿no es acaso nuestro Martín Fierro? alrededor de un fueguito piola que nos junta y ahuyenta los fantasmas de la noche. Se reproduciría como anécdotas de un mundo lejano y perdido. Se citarían sus diálogos completos y sus consejos. Se contaría la vida y obra de sus personajes. Se hablaría de ella en cenas, trabajos, aulas, tribunas, bares y cárceles. Se la narraría completa a las nuevas generaciones que, asombradas, preguntarían si Ricardo, Walter, El Pollo, Chiqui, y el Negro Pablo existieron en la vida real o son mitos y figuras alegóricas.
En Okupas, sus "hinchas", fuimos en su mayoría quienes veníamos del palo del rock que en esos años era la música de toda una generación. Cuando nadie preguntaba qué serie estás viendo, el modo en que se hablaba en Okupas era el de una banda de rock que había sacado un disco homónimo (o tenía unas grabaciones inéditas y piratas) y al que habíamos "descubierto": tenés que mirar Okupas, tenés que escuchar Okupas.
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