La historia de mamá cultiva argentina
Valeria Salech irradia con naturalidad las virtudes ocultas en el significado de su nombre. De casualidad conocí su valor y valentía en 2017, pocos días antes de la sanción de la Ley 27350 de cannabis medicinal, en una gesta cívica librada por un pequeño colectivo de mujeres que reclamaron y convencieron a legisladores de ambas cámaras de que los prejuicios y la ignorancia solo aseguran más dolor.
Para evitar que otras familias transiten por tenebrosos laberintos sin salida, Valeria fundó Mamá Cultiva Argentina, una ONG que logra contener, orientar, integrar y difundir experiencias que afectan a miles de personas en nuestro país. Con la necesidad creciente de compartir sus historias, Valeria recorre los padecimientos, las batallas y las conquistas de familias antes perturbadas por la tristeza, el dolor y la falta de perspectivas luminosas.
Este libro cuenta la lucha de Valeria por su hijo Emiliano, quien a poco de nacer manifestó convulsiones frecuentes de alta intensidad, que nunca se detuvieron ante una calesita incesante de neurólogos apurados y fármacos ineficaces. Descartando el "no hay solución" como respuesta, Valeria se aferró a su valor y valentía para indagar en los potenciales beneficios del aceite de cannabis, y desde el primer día descubrió la calma, la sonrisa y la conexión de Emiliano con toda la familia.
No fue magia ni fruto de una planta milagrosa: el cannabis posee moléculas capaces de apaciguar impulsos nerviosos mediante la activación de receptores presentes en el cerebro que evitan disparos descontrolados en nuestros circuitos neuronales.
La historia de Valeria y de Mamá Cultiva Argentina es un ejemplo de valor y valentía, de aprendizaje y soberanía sanitaria, de la lucha por una salud más inclusiva, humanizada y desprejuiciada.